Según el sociólogo chileno Manuel Garretón, su país es el único orgulloso de una transición en la cual el dictador pudo imponer una constitución y así mantener su poder. Garretón se refiere al periodo posterior a 1990, el final oficial de la dictadura cívico-militar. En Chile se estaba produciendo un cambio de régimen en dirección a una democracia, pero Augusto Pinochet ya se había asegurado constitucionalmente su papel de senador vitalicio una década antes. Este año se conmemora el 50 aniversario del golpe militar de Pinochet contra el presidente electo Salvador Allende. La exposición DES-ARMAR | Incómodas: símbolos, signos y representaciones reúne trabajos de cinco artistas chilenas que abordan vestigios de esta dictadura, así como de la colonización. Paula Carmona Araya, Milena Moena Moreno, Anís Estrellada (Ana Carrillo Tureo) y Mariana Soledad desvinculan los símbolos de la idea de estado-nación y deconstruyen los ideales patrióticos. Sin haber vivido ellas mismas la dictadura, los efectos son claramente perceptibles para las generaciones posteriores, como ponen de manifiesto los artísticos. Todos los trabajos tienen en común una cierta desconfianza hacia un proyecto político que aspira a la unificación. Las artistas no quieren reconciliarse con los símbolos de una nación basada en una herencia violenta. Cincuenta años después del golpe y quinientos después de la colonización, el legado dictatorial, colonial y patriarcal en Chile sigue siendo palpable, al igual que la lucha por superarlo. La exposición quiere plantear preguntas como: ¿Para quién son y a quién sirven estos símbolos? ¿Dónde se utilizan? ¿Qué representaciones de una identidad son unificadoras y cuáles son separadoras?